Desde ahora estudiantes japoneses de Odontología cuentan con un robot con el que poder practicar antes de enfrentarse con pacientes de carne y hueso
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"Así que consideramos que un robot era la única manera de cometer estos fallos iniciales, para que los estudiantes pudiesen practicar pero sin molestar a los pacientes", señala el responsable de este centro. El dispositivo fue desarrollado por el departamento de Ortodóntica de la misma universidad y mide algo más de metro y medio de alto (157 centímetros para ser exactos).
Además de reaccionar al dolor causado por los dentistas poco duchos, el robot está diseñado para introducir también sucesos inesperados, como estornudos, toses o movimientos involuntarios para alejarse del instrumental. También segrega saliva y cierra la boca cuando lleva demasiado tiempo con ella abierta para dejarse intervenir.
Para Shugo Haga, uno de los 88 estudiantes que ya han podido probarlo, las reacciones del muñeco son muy similares a las del ser humano y mucho más avanzadas que las de otros prototipos previos. "Uno siente las dificultades reales de trabajar [con un paciente]", señala el futuro odontólogo. A pesar de los avances, la universidad sigue empleando a voluntarios de carne y hueso para el examen final de sus alumnos, aunque espera que esta nueva generación de robots pueda tomar el relevo en esa tarea en un futuro cercano
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